Y de
regalo …
“Un
ser humano es, fundamentalmente, un saco en el que se echa comida; sus demás
funciones y facultades pueden ser más elevadas, pero, en el tiempo, vienen
después. Un hombre muere y es enterrado, todas sus palabras y actos caen en el
olvido, pero las cosas que ha comido viven después de él en los huesos fuertes
o débiles de sus hijos. Creo que sería una hipótesis plausible la de que los
cambios de dieta alimenticia tienen mayor trascendencia que los cambios dinásticos
o religiosos. La Gran Guerra, por ejemplo, no habría sido posible si no se
hubiese inventado la carne enlatada. Y la historia de los últimos cuatrocientos
años en Inglaterra habría sido enormemente diferente sin la introducción de los
tubérculos y de otros vegetales a finales de la Edad Media, y, poco después, la
introducción de bebidas no alcohólicas (té, café, cacao) y también de licores destilados
a los que no estaban acostumbrados los ingleses, bebedores de cerveza. Es
curiosa la escasa frecuencia con que se reconoce la importancia social de la
comida. En todas partes se ven estatuas dedicadas a políticos, poetas y
obispos, pero ninguna dedicada a cocineros, curadores de tocino o cultivadores
de hortalizas.”
GEORGE
ORWELL (ERIC ARTHUR BLAIR)
(Motihari, Bengala 1903 - Londres 1950)
Extracto
de su obra El camino de Wigan Pier (1937)
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